May 1, 2023 | Español

OSV NEWS PHOTO/MARK ZALESKI, USA TODAY NETWORK VIA REUTERS

Un Mensaje del Obispo Medley | Mayo de 2023

Muy estimados hermanos y hermanas en Cristo,

Después del tiroteo en la escuela de Nashville hace unas semanas en el que murieron seis personas, incluidos tres niños de nueve años, comencé a considerar escribir mi próximo artículo para El Católico de Kentucky Occidental sobre el tema de la violencia con armas de fuego. Investigué un poco y comencé a organizar el artículo en mi mente. Mientras me sentaba en mi escritorio para escribir por la mañana del lunes después de la Pascua, mi teléfono me alertó sobre los primeros informes de otro tiroteo masivo en un lugar de trabajo en el centro de Louisville. Como fui ordenado sacerdote de la Arquidiócesis de Louisville y serví allí durante muchos años antes de ser ordenado como obispo de Owensboro, conozco a cientos de personas que trabajan en el centro de Louisville.

A medida que se supo la noticia de al menos cinco muertos y varios más transportados a hospitales, incluidos dos oficiales de policía, me esforcé por concentrarme en escribir. Escribí durante un par de horas y sentí que mi enojo aumentaba a medida que surgían más detalles.

Finalmente me di cuenta de que mi ira era lo que estaba escribiendo el artículo. Si alguna vez la ira puede ser justa, seguramente el asesinato sin sentido de personas inocentes sería tal ocasión. Pero la ira también puede ser pecaminosa; de hecho, la Iglesia identifica la ira como uno de los siete pecados capitales.

Entonces, ¿cómo se aborda la violencia con armas de fuego de una manera pastoral? ¿Cómo se consuela a un hombre o una mujer que ha perdido a su cónyuge, a un hijo que ha perdido a un padre, o a un padre que ha perdido a un hijo? ¿Por dónde comenzamos a tratar de convertir la ira en algo constructivo?  ¿Es eso posible?

Los Estados Unidos está lejos de ser la nación más violenta del mundo. Hay lugares donde las milicias criminales están armadas y no pueden ser controladas por autoridades policiales o militares legítimas. Leemos sobre Rusia bombardeando escuelas y hospitales y barrios residenciales en Ucrania, y el mundo civil está indignado.

Sin embargo, no parecemos mostrar, una voluntad decisiva como nación en adoptar límites de sentido común sobre la posesión de armas o sobre lo fácil que es conseguir armas automáticas de asalto. Tal vez debería decir más bien que nuestro Congreso no muestra tal voluntad. Las encuestas y los estudios muestran que la gran mayoría de los estadounidenses está a favor de una legislación de sentido común que en otros países ha reducido significativamente la violencia armada. ¿Estamos nosotros exigiendo cuentas a estos representantes de manera clara y verbal?

Después del tiroteo en Nashville, un miembro del Congreso dijo en una entrevista: “Si quieres legislar el mal, simplemente no va a suceder. Necesitamos un verdadero avivamiento en este país”. No quiero parodiar, como muchos lo hacen, a quienes ante la violencia nos aseguran de sus “pensamientos y oraciones” sin un deseo de cambios tangibles. Pero como católicos, creemos que la oración y el trabajo van de la mano (“ora et labora”). Una forma en que podemos actuar es exigir que se tome acción por parte de nuestros representantes electos. A través de nuestros pensamientos y oraciones, somos llamados a la acción, llamados a exigir una respuesta, llamados a comenzar a considerar soluciones.

Otro miembro del Congreso mencionó hace poco: “Un informe reciente afirma que los estadounidenses poseen el 46 por ciento de las armas del mundo, creo que debemos aumentar estos números”.

Comentarios como estos son obscenos. Esto me recuerda la historia bíblica de la adoración del becerro de oro donde la gente pone su fe en algo que no es Dios para protegerlos. Esto verdaderamente es idolatría.

Otra forma de abordar esta violencia es preguntarle a nuestra nación: “¿Cómo nos está yendo en esto?” ¿Cómo nos protege la proliferación de armas, sin siquiera una medida modesta de control, mientras que nuestros hermanos, hermanas e hijos muertos se cuentan ya por los cientos?

Nuestro país es el único entre las principales naciones del mundo que tolera tal matanza.  Después del tiroteo en la escuela en el condado de Marshall en 2018, escribí: “Hacer un llamado a nuestra nación para que restrinja las armas de alguna forma, de ninguna manera excluye los deportes razonables con armas. Establecemos límites viales de velocidad para salvar vidas. Desafiamos las voces a favor del derecho a decidir y a favor del aborto porque la vida humana en el útero es creada a imagen de Dios y es sagrada.  Sí, esto limita el control de una mujer sobre su cuerpo, pero por el bien mayor de preservar la vida humana”.

Han pasado más de cinco años desde que los adolescentes murieron en un tiroteo masivo aquí en nuestra diócesis en la Escuela Preparatoria del Condado de Marshall. Cinco años, y como nación y como sociedad no hemos hecho nada para frenar la violencia insensata. Como creyentes en Jesucristo, no tenemos que aceptar este modelo pecaminoso de muertes innecesarias. Como ciudadanos, podemos exigir a nuestros líderes que sean genuinamente provida.

Sinceramente en Cristo,

Obispo William F. Medley
Diócesis de Owensboro


Originalmente publicado en la edición de mayo de 2023 del Católico de Kentucky Occidental. 

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Editor |  Elizabeth Wong Barnstead
Contributors |  Riley Greif, Rachel Hall
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