May 1, 2024 | Español
Fr. Stephen Van Lal Than

El Diácono Cristóbal Gutiérrez ora con el Obispo William F. Medley durante el retiro de ministros hispanos/latinos del 2 de marzo de 2024, que se llevó a cabo en el Monasterio de San José en Whitesville, Kentucky. FOTO POR CORTESÍA DEL DIÁCONO CRISTÓBAL GUTIÉRREZ

‘Dios llama y yo responderé’

El párroco de Sebree reflexiona sobre los 25 años de su vocación

POR ELIZABETH WONG BARNSTEAD, EL CATÓLICO DE KENTUCKY OCCIDENTAL

El P. José Carmelo Jiménez es párroco de la Parroquia San Miguel en Sebree, y en abril celebró sus 25 años como sacerdote. Él recuerda un incidente específico en sus inicios como sacerdocio que moldeó la forma en que percibe su vocación.

Mientras se desempeñaba como joven sacerdote en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas en Chiapas, México, el P. Jiménez viajó a zonas rurales para administrar los sacramentos en 82 comunidades diferentes, cada una de las cuales tenía su propia pequeña capilla, pero ningún sacerdote residente. (Como sacerdote de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, con frecuencia ayudan a atender la diócesis cercana más pequeña).

“En ese momento había una situación social, política y económica peligrosa”, dijo el P. Jiménez, añadiendo que era un ambiente difícil para ser sacerdote.

Él y las personas con las que viajaba fueron emboscados e incluso les dispararon varias veces mientras se dirigían a las distintas capillas. Algunas comunidades estaban tan lejos de la carretera pavimentada que era imposible llegar en carro. Los múltiples puestos de control gubernamentales repartidos por toda la región también hicieron que los viajes fueran tensos.

Un día, mientras se detenía en uno de los puestos de control, un capitán militar le dijo que quería que el P. Jiménez celebrara una boda para él y su novia que llegaba en avión ese día. Carecían de la documentación adecuada para que se celebrara un matrimonio católico válido, por lo que el P. Jiménez dijo que no y siguió caminando.

Después de un día en la comunidad celebrando Misa, escuchando confesiones y administrando bautismos, el P. Jiménez volvió a pasar por el puesto de control. Fue detenido por soldados que dijeron que se iba a ir con ellos a la base militar.

Intentó escapar, pero fue llevado a la fuerza a la base, donde el capitán lo esperaba con una mesa con un crucifijo encima. Una vez más, el capitán exigió que el joven sacerdote celebrara la boda.

“Dije que no”, respondió el P. Jiménez. Entonces lo golpearon hasta que se desmayó, tres veces seguidas. Cada vez que volvía en sí, repetía su negativa de celebrar la boda, que no sería legítima a los ojos de Dios.

Mientras tanto, su obispo había recibido noticia de la situación y estaba llamando a diferentes funcionarios. Finalmente, un helicóptero llegó a la base y lo rescató, y nunca tuvo que celebrar la boda.

“Mi manera de ser sacerdote se formó y fue impactada por esos primeros años”, comentó.

A pesar de este tumultuoso comienzo, el P. Jiménez sintió el llamado a hacer trabajo misionero. Después de unos dos años de servir en Chiapas, le dijo a su obispo que le gustaría ir a África para servir como sacerdote misionero.

El P. José Carmelo Jiménez saluda a una familia mientras trabaja como voluntario en Caridades Católicas en la frontera de México y Laredo, Texas, en 2019. FOTO POR CORTESÍA DEL P. JOSÉ CARMELO JIMÉNEZ

En cambio, su obispo le pidió que sirviera en los Estados Unidos.

El P. Jiménez se mostró escéptico: “Tienen de todo. No necesitan nada”, replicó.

Pero, en obediencia a su obispo, accedió a ir y llegó a la Diócesis de Owensboro el 28 de abril de 2006. Rápidamente comenzó a ejercer el ministerio con la población latina en Kentucky occidental y aprendió que, si bien sus necesidades eran diferentes a las de su diócesis local, eran igualmente importantes.

A lo largo de los años, ha atendido a la población latina en áreas como Hopkinsville, Elkton, Guthrie, Russellville, Bowling Green, Owensboro, Henderson y, hoy en día, Sebree y Madisonville. Ha sido testigo de cómo personas viajan desde muy lejos para asistir a la Misa en el familiar idioma español, y él mismo ha viajado para celebrar Misa en los hogares de las personas cuando no hay una iglesia católica cercana.

A medida que las comunidades latinas crecen en el Kentucky occidental, el obispo del P. Jiménez en Chiapas ha continuado el acuerdo con el anterior Obispo Juan J. McRaith y ahora con el Obispo William F. Medley de que el P. Jiménez permanezca y atienda al pueblo en el estado de Kentucky.

Hasta la fecha, el P. Jiménez ha pasado casi 18 años en la Diócesis de Owensboro de sus 25 años totales de sacerdocio.

Él aprecia a sus feligreses en Sebree, quienes, ya sean blancos, guatemaltecos, mexicanos, hondureños, nicaragüenses o de otros orígenes, se refieren a sí mismos como una sola comunidad.

“Hay algo hermoso en la comunidad”, dijo, explicando que “los angloparlantes y los hispanohablantes dicen ‘somos una comunidad, diferentes idiomas’”.

Disfruta de las liturgias bilingües del Triduo con sus feligreses, quienes responden a la lectura de la Pasión en sus propios idiomas: “Que la comunidad responda así, me encanta”, porque “sienten que es su casa”.

El P. Jiménez ha ayudado a las personas a encontrar atención médica cuando la barrera del idioma o la falta de documentación lo dificultan, ha consolado a los feligreses cuando un padre en su país de origen muere y no pueden ir al funeral, y “ayudamos mucho con la inmigración”, afirmó. “Lloro con la gente porque sufre mucho”.

“No soy un abogado de inmigración, pero he aprendido mucho”, dijo. “Me alegro con la gente que después de 20 o 25 años consigue sus papeles”.

También ha visto el florecimiento de la comunidad de feligreses guatemaltecos que hablan acateco, una lengua indígena maya. A la fecha, alrededor del 60% de sus feligreses hablan acateco.

El P. José Carmelo Jiménez, junto con el Obispo William F. Medley y representantes de la Diócesis de Owensboro, asisten al V Encuentro en Texas en 2017. FOTO POR CORTESÍA DEL DIÁCONO CRISTÓBAL GUTIÉRREZ

Como no existe una traducción oficial de la Misa en acateco, el P. Jiménez celebra una liturgia en español con porciones en acateco, como el Evangelio, el Padre Nuestro y la homilía, dada por el Diácono Baltazar Rafael.

Esta Misa es transmitida en vivo y seguida por muchos católicos de habla acateco en todo el país. Según el conocimiento del P. Jiménez, su iglesia es la única en los Estados Unidos que utiliza el idioma acateco.

A veces el P. Jiménez reflexiona sobre su sueño original de ser sacerdote misionero en África, pero “me encanta la Diócesis de Owensboro y servir aquí”.

Su continua obediencia a “donde Dios me llame a ir” está inspirada en una conversación con su madre poco después de convertirse en sacerdote.

A su madre le habían diagnosticado un tumor cerebral en febrero antes de que él fuera ordenado sacerdote. Después de su ordenación, el P. Jiménez aprovecharía su día libre para visitarla en su casa. Pero cada vez que la visitaba, su madre le hablaba de un amigo o vecino que necesitaba una bendición u otra ayuda espiritual.

El P. Jiménez protestó y le dijo a su madre que estaba allí sólo para verla a ella. Entonces, su madre le contó una historia sobre el día en que fue ordenado.

“Ese día le dije al obispo: ‘Dios me dio un hijo, y lo he criado hasta ahora; ahora lo entrego a la Iglesia’”, le dijo su madre.

El P. Jiménez entendió y ha llevado esas palabras en su corazón hasta el día de hoy.

“Quiero servir continuamente con amor y dedicar mi vida al pueblo y a Dios”, afirmó. “En todo mi sacerdocio, cada día ha sido diferente. Dios me llama y yo responderé: ‘Aquí estoy’”.

Hace años, dijo, tenía muchas metas.

“Pero esos eran ‘mis’ metas”, dijo. “Ahora, donde Dios me lleve, iré”.


Originalmente publicado en la edición de mayo de 2024 del Católico de Kentucky Occidental. 

Current Issue

Publisher |  Bishop William F. Medley
Editor |  Elizabeth Wong Barnstead
Contributors |  Riley Greif, Rachel Hall
Layout |  Rachel Hall
Send change of address requests to [email protected]