March 1, 2023 | Español

CNS foto/Bob Roller

Un Mensaje del Obispo Medley | Un testimonio silencioso

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Cuando se trata de la liturgia y la tradición de la Iglesia, la mayoría de nosotros asociamos el mes de marzo con la Cuaresma. El Miércoles de Ceniza por lo general cae en febrero, entonces en marzo ya estamos bien metidos en nuestros compromisos de oración, ayuno y caridad.   Y, en términos de la vida cotidiana, en marzo normalmente podemos ver algunas señales de que ya va terminando el invierno y que comienza la primavera. De hecho, la palabra para la Cuaresma en inglés “Lent” significa “primavera”.

Pero ningún tiempo litúrgico es absoluto. Así como el comienzo de la primavera no garantiza que el clima frío o incluso la nieve y el hielo hayan quedado atrás, la Cuaresma no excluye otras celebraciones dentro de sus 40 días. Hay tres fiestas prominentes que no son de Cuaresma en el mes de marzo: el 17 es la fiesta de San Patricio, el 19 es la fiesta de San José y el 25 es la fiesta de la Anunciación del Señor. Si estas dos últimas caen en Semana Santa, las fiestas se trasladan después de la Pascua. (En la cultura actual de los Estados Unidos, la fiesta de San Patricio se ha convertido más en una celebración civil que religiosa, aunque la historia de San Patricio sigue siendo cautivadora).

Para mi artículo de este mes quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre San José. Bueno pues, todo lo que realmente sabemos sobre San José proviene de los Evangelios de Mateo y Lucas, e incluso allí las referencias son pocas. La leyenda y la tradición han transmitido otros relatos, pero muchos datan de siglos después de que José viviera.

El evangelio de Mateo relata como María concibió virginalmente a Jesús y señala que San José “era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto”. Enseguida José experimentó el primero de varios sueños en los que Dios lo orientó en su papel de padre y en la historia de la salvación. Sueños posteriores mandaron a José a llevar a María y Jesús a Egipto y luego a Nazaret.

Lucas explica que Jesús nació en Belén, que era el origen ancestral de José, y que habían viajado allí porque César Augusto había ordenado un censo que exigía a todos los ciudadanos a regresar a su tierra natal. 

La mención final de José en la Biblia relata la historia de cómo Jesús fue encontrado en el templo después de haber estado separado de sus padres durante varios días. Se cita a María diciendo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto?  Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”.

Después de este incidente, los relatos de los Evangelios saltan a la vida pública de Jesús, y no vuelven a mencionar a San José. La suposición es que José había muerto en esos años intermedios y, por lo tanto, creció la tradición de que San José es el patrón de una muerte feliz, ya que presumiblemente murió teniendo de lado a María y Jesús con él. Los Evangelios nos dicen también que Jesús era “el hijo de un carpintero” y por esto se habla de José como el santo patrón de los obreros. De hecho, San José merece una segunda fiesta el 1 de mayo celebrando su identidad como San José Obrero.

Mi reflexión sobre San José fluye de estas historias bíblicas limitadas y de lo que no se nos dice sobre José. Ni Mateo ni Lucas informan nada de lo que dice José. Podemos ver su estado de ánimo, su fidelidad, su humildad, pero los evangelistas no incluyen sus palabras.

¿Significa esto que José nunca habló, quizás como Zacarías quien estuvo mudo antes del nacimiento de Juan el Bautista? Ciertamente no. Nadie sabe realmente por qué los evangelistas no encontraron razón para atribuir palabras a San José. Pero tal vez su “silencio” habla de un dicho con el que estamos familiarizados: “Las acciones dicen más que las palabras”.

Como los Evangelios retratan a San José, aprendemos todo lo que necesitamos saber sobre él como un hombre de fe que confió en Dios y aceptó su papel en la historia de la salvación. Que la fiesta de San José proporcione un respiro de los temas de la Cuaresma, reconociendo al mismo tiempo que él es de hecho una figura de la Cuaresma.

Sinceramente en Cristo,

Obispo William F. Medley
Diócesis de Owensboro


Originalmente publicado en la edición de marzo de 2023 del Católico de Kentucky Occidental. 

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